16 de abril de 2010

Intranscendencia 2010







Intranscendencia






I
Cuando beso tu alma irreverente
tu cuerpo se vuelve irresoluble
siento latir tu inmenso vació
el corazón se vuelve inmaculado
y profundo como inmaterial
de la vida ya solo quiero un latido
inertemente te recorro como poseído
muy despacio te miro a los ojos
como reviviéndome en mi agonía
hay hallazgos injustificables de por si
son como sutiles tus caricias al aire
por que hay derrotas inmediatas
donde de lo extenso e inmemorial
es un placer descubrir tu inmadurez
por una puerta abierta se van mis sueños
donde la lucidez se vuelve inmerecida
con la dicha me convierto en intangible
de tenerte a un paso de intranscendencia




II
Tú eras intransferible en mis deseos
en el desierto intransitable de mi desnudez
anduve por tu indiferencia absurda
en tus caminos me volví intransigente
porque sediento estaba de tu insolvencia
solitarios eran mis sentidos desvaríos
casi que muero innecesariamente
en que por un día mejor no me inmutó
porque buscando me quedo mi inmadurez
donde encontrar agua innecesariamente
no halle en ti siquiera injusticia alguna
gotas de agua cayeron de mi frente
no encontré en mi soledad consuelo
si no sed de encontrar lo imposible
y bebí arena intragable por la desidia
seco e intranscendental te veras por dentro
a las horas de sol seré tu noche eterna
y sal amargo seré en tus labios
no quiero y si quiero mi vida eterna
recordarles que en el desierto estaba
y en tu cuerpo descasaba mi irreverencia









Rosa roja

Antón Iglesias 16 abril de 2010







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